COMUNICACIÓN EN MOMENTOS DE CRISIS
La señal emitida es captada por el receptor gracias a la percepción (entrada de datos), esa señal se procesa en su pensamiento mediante la memoria y el reconocimiento.
Es necesario que el receptor integre en su mente el mismo objeto del mensaje que reside en la mente del emisor.
Para ello es condición esencial que las facultades psíquicas del destinatario, como la atención y la comprensión, así como la percepción y los sentidos, estén en condiciones idóneas.
El problema se presenta cuando el mensaje no puede ser correctamente descodificado y por tanto la comunicación sea ineficaz. Nos podemos encontrar en esta situación cuando el “receptor” presente interferencias causadas por un exceso de estimulación, una situación que le bloquea o el mensaje requiera mayor demanda de recursos para su interpretación de los que el receptor posee.
Todas estas circunstancias son compatibles con un receptor en situación de crisis, es por ello que los mensajes enviados en esos momentos deban tener unas características especiales y requerirán en el emisor unas habilidades y una sensibilidad exquisita.
Sabemos que una crisis conduce a un estado temporal de "caos" psicológico caracterizado por ansiedad, confusión y desorganización, a causa de un suceso inesperado que es percibido como una amenaza o pérdida y que resulta ingestionable con los mecanismos habituales que la persona utiliza para enfrentar los problemas. Las personas en crisis suelen presentar una serie de síntomas como: ansiedad, sentimientos de desamparo, confusión, cansancio…
Entonces, ¿podemos comunicarnos con una persona que se encuentre en este estado?
En la desorganización y el trastorno producidos por una crisis, frecuentemente la parte que más atemoriza es lo novedoso o extraño de la experiencia, por ello, para la persona poder verbalizar cómo visualiza la situación sin sentirse juzgado, sea cual sea el entendimiento que surja, es el primer punto hacia la recuperación.
Es necesario intentar recuperar un nivel de funcionamiento equilibrado. El primer contacto con una persona en situación de crisis, debe ser desde el prisma de la empatía o “sintonización” con los sentimientos que está experimentando a causa de su situación.
La empatía la podemos describir como la capacidad para captar correctamente las vivencias de otra persona, sin dejarse llevar por los propios perjuicios e ideas, y comunicarlo así para que la otra persona entienda que puede confiar, abrirse y crear un clima que facilite la comunicación.
Este concepto va en la línea de mantener siempre una consideración positiva hacia la persona -no a su conducta- basada en la búsqueda de las potencialidades, de los recursos, de todo lo positivo que la persona posea, pero, sin obviar las debilidades.
En resumen, tener una visión lo más real posible de los puntos fuertes y débiles, y explicar el comportamiento como el producto de su historia personal.
En resumen, tener una visión lo más real posible de los puntos fuertes y débiles, y explicar el comportamiento como el producto de su historia personal.
Tratar a la persona con el máximo respeto es incuestionable, sea cual sea el tipo de relación. Potenciar la cordialidad, mantener una relación amable y cálida es un elemento que impregna de eficacia la comunicación.
No se puede hablar de empatía si no es desde la sinceridad, aunque esto no implique que no exista la privacidad, solo significa que lo que se decida compartir o mostrar, sea realmente cierto.
La persona que siente que la escuchan, aceptan, entienden y apoyan, experimenta una disminución en la intensidad de la ansiedad que beneficia la comunicación efectiva.
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