miércoles, 22 de octubre de 2025

El impacto psicológico en las mujeres ante un diagnóstico de enfermedad grave: comprender, acompañar y sanar

Recibir un diagnóstico de una enfermedad grave es, para cualquier persona, un punto de inflexión vital. Pero cuando hablamos de mujeres, la experiencia emocional y psicológica suele estar marcada por factores biológicos, sociales y culturales que la hacen especialmente compleja. Comprender estas reacciones no solo ayuda a transitar mejor el proceso, sino también a recuperar el sentido, la fortaleza y la conexión con la vida.

Hace unos días, conmemoramos la Semana del Día Mundial contra el Cáncer de Mama, y me movió a hablar de un tema que es especialmente importante, recordar que detrás de cada diagnóstico hay una historia, una mujer, una vida que cambia de rumbo. Más allá de la dimensión médica, el impacto emocional y psicológico requiere ser visibilizado, comprendido y atendido con la misma seriedad y cuidado.



1. El primer impacto: del desconcierto a la conmoción emocional

Oyes lo que te están diciendo, pero tu mente parece no querer comprender, La primera reacción suele ser de shock. A menudo, el diagnóstico llega de manera inesperada, interrumpiendo la sensación de control sobre la propia vida. Surgen emociones intensas: incredulidad, miedo, tristeza, rabia, culpa o incluso negación.
Es importante entender que ninguna reacción es “incorrecta”. El cerebro y el sistema emocional se esfuerzan por procesar una amenaza real a la integridad física y a la identidad personal.

Para muchas mujeres, además, este impacto se mezcla con el peso de los roles que sostienen —madre, pareja, profesional, cuidadora— y con la sensación de no poder “fallar” o mostrarse vulnerables ante quienes dependen de ellas, o simplemente, no hacer sufrir a los que quiere.

2. Variables que influyen en el nivel de impacto

No en todas las personas impacta el diagnóstico con la misma intensidad. Existen varios factores que influyen en la forma en que se confronta esta, siempre estresante, situación:

  • La naturaleza y pronóstico de la enfermedad: no es igual un diagnóstico con posibilidades de curación que uno crónico o degenerativo. El grado de gravedad también tiene un enorme peso en la forma de afectarnos.

  • La historia personal y los recursos psicológicos previos: la resiliencia, la red de apoyo, la espiritualidad o las experiencias anteriores con la enfermedad modelan la respuesta emocional. Tener apoyos firmes, moderan el impacto.

  • El momento vital: recibir un diagnóstico en plena etapa de crianza, durante un proceso de duelo o en medio de grandes responsabilidades puede amplificar la sensación de vulnerabilidad y estrés.

  • El apoyo social y sanitario: la calidad del acompañamiento médico, familiar y psicológico tiene un efecto positivo y directo en la capacidad de afrontamiento.

  • El significado simbólico de la enfermedad: algunas dolencias (por ejemplo, las que afectan órganos asociados a la feminidad o la fertilidad) pueden generar sentimientos de temor ante la pérdida de identidad o de autoestima, que incremente el grado de conmoción.

3. Reacciones emocionales esperables

A lo largo del proceso suelen aparecer distintos estados emocionales, que no siempre se presentan en orden, ni su aparición significa que se transitan de forma lineal, pudiendo volver a cualquiera de ellas después de ya haberla dejado atrás:

  • Negación y evitación: que no deja de ser un intento natural y legítimo de protegerse ante una realidad excesivamente dolorosa.

  • Rabia y frustración: por la pérdida del control, por la vulnerabilidad descubierta, por la injusticia percibida o por los cambios que impone la enfermedad.

  • Tristeza y miedo: relacionados con la incertidumbre, los tratamientos o el pronóstico. Miedo a la pérdida vital, a la pérdida de independencia, a la pérdida de futuro, entre muchos otros miedos, todos ellos reales.

  • Aceptación y adaptación: sería una etapa finalista, y deseable de alcanzar, aunque no siempre se va a lograr. En ella, la persona logra integrar la enfermedad como parte de su historia, sin dejar que la defina por completo. La persona es mucho más que un ser enfermo, por muy invasiva que esta enfermedad sea. Cada día es un logro en sí mismo.

Cada etapa requiere ser vivida con respeto, sin prisa y sin juicios. La misma persona, es quien primero debe aceptar la presencia de estos estados sin luchar por evitarlos.

4. Cómo ayudar: acompañar sin invadir, sostener sin dirigir

El acompañamiento psicológico en estas situaciones no busca “eliminar” el sufrimiento, esto sería del todo contraproducente, pero sí ayuda a canalizarlo y transformarlo en un proceso de crecimiento personal y emocional.

Es clave que en este proceso, el apoyo se base en:

  • Fomentar que la persona tenga una libre expresión emocional, sin restringir, ni presionar para se exprese cuando no quiere, y por supuesto nunca minimizar su dolor.
  • Trabajar el sentido de identidad más allá del rol de “paciente”. La persona es exactamente la misma que era antes del diagnóstico, sólo que ahora debe adoptar una serie de cambios necesarios.

  • Reforzar las redes de apoyo y proponer el aprendizaje de estrategias de comunicación asertiva, así como poner a disposición de familiares y entorno próximo el apoyo necesario.

  • Promover prácticas de autocuidado integral: descanso, nutrición, ejercicio adaptado, meditación, escritura terapéutica.

  • Acompañar en la reconstrucción del proyecto vital, que puede incluir nuevos significados, metas y prioridades adaptados a la nueva realidad.



5. La dimensión de lo compartido: del aislamiento a la conexión

Una de las experiencias más dolorosas para muchas mujeres diagnosticadas es el sentimiento de aislamiento. Creen que nadie puede comprender lo que sienten o que deben mantenerse fuertes “por los demás”. 

Sin embargo, compartir la vivencia con quien ha transitado un proceso similar puede marcar una diferencia profunda.
Desde la empatía genuina, es posible ofrecer un espacio seguro donde se sientan comprendidas, sin necesidad de palabras heroicas ni discursos de superación forzada.

6. Mi mirada como profesional y como mujer

Como psicóloga —y también como alguien que ha vivido personalmente el impacto de un diagnóstico serio— sé que el dolor puede transformarse en una oportunidad de autoconocimiento y fortaleza interior.
Acompañar a otras mujeres en ese camino es un compromiso que nace de la comprensión profunda, no solo desde la teoría, sino desde la experiencia humana compartida.
El proceso no es fácil, pero no tiene por qué vivirse en soledad. Con apoyo, comprensión y guía profesional, es posible reconstruir el equilibrio emocional y reencontrarse con la vida desde un lugar más auténtico y pleno.

Recordemos que el acompañamiento emocional es también una forma de tratamiento. Si estás atravesando un diagnóstico reciente o acompañas a alguien que lo está, puedo ofrecerte un espacio profesional de apoyo psicológico y emocional, basado tanto en la evidencia científica como en la experiencia vital de haber recorrido ese camino.


sábado, 11 de octubre de 2025

Hambre emocional: cuando el cuerpo pide calma y no comida

Cómo las emociones influyen en el aumento de peso en mujeres adultas y qué hacer para recuperar el equilibrio



Descubre qué es el hambre emocional, por qué afecta especialmente a las mujeres mayores de 30 años y cómo la psicología puede ayudarte a controlar la ingesta impulsiva y mejorar tu bienestar físico y emocional.

¿Por qué comemos cuando no tenemos hambre?

A muchas mujeres les ocurre: después de un día intenso, con el estrés al límite o una sensación de vacío difícil de explicar, aparece el deseo de comer. No es hambre física. Es una necesidad emocional disfrazada de apetito. Buscar un dulce, algo crujiente o reconfortante parece dar alivio momentáneo. Pero luego, suele llegar la culpa.

Este fenómeno, conocido como hambre emocional, no tiene nada que ver con la falta de fuerza de voluntad. En realidad, es una respuesta psicológica y neurobiológica del cuerpo que intenta autorregularse frente al malestar.

Lo que dice la ciencia: el cerebro busca alivio, no calorías

Investigaciones recientes en neurociencia (Harvard, 2023; American Psychological Association, 2024) demuestran que el hambre emocional activa el sistema de recompensa cerebral, el mismo que responde al placer, la dopamina y el alivio del estrés.
Comer, especialmente alimentos ricos en azúcar y grasa, produce una sensación inmediata de bienestar, pero efímera.

En mujeres adultas, este circuito se ve intensificado por factores hormonales —como los cambios en estrógeno, progesterona y cortisol— que modifican la percepción del hambre, el sueño y las emociones. Por eso, etapas como la premenopausia, el posparto o momentos de sobrecarga laboral aumentan la vulnerabilidad al hambre emocional.

Más allá del “control”: las raíces del hambre emocional

El hambre emocional surge por múltiples factores. No se trata de una debilidad personal, sino una señal compleja que involucra cuerpo, mente y entorno.

Factores psicológicos

  • Estrés crónico o ansiedad sostenida.

  • Dificultad para reconocer o expresar emociones.

  • Autoexigencia o perfeccionismo.

  • Heridas emocionales no elaboradas (rechazo, soledad, abandono).

Factores biológicos y genéticos

  • Mayor sensibilidad al circuito de recompensa cerebral.

  • Desequilibrios hormonales o del ritmo circadiano.

  • Fatiga o privación de sueño.

Factores sociales y culturales

  • Presión estética y exigencias sociales hacia la mujer.

  • Estereotipos sobre la “comida prohibida” o el cuerpo perfecto.

  • Entornos alimentarios cargados de estímulos (publicidad, redes sociales, exceso de oferta ultraprocesada).

Etapas vitales de la mujer

Después de los 30, muchas mujeres enfrentan transiciones vitales: responsabilidades laborales, maternidad, cuidado de otros, cambios hormonales o crisis personales. Estas etapas suelen acompañarse de una sobrecarga emocional, donde la comida aparece como refugio.

Hambre emocional vs hambre física: aprender a distinguirlas

Reconocer de qué tipo de hambre se trata es un paso esencial para comenzar a sanar la relación con la comida.

Hambre físicaHambre emocional
Aparece de forma gradual           Aparece de golpe
Se satisface con cualquier alimento           Solo ciertos alimentos “reconfortantes”
Se percibe en el estómago           Se percibe como una necesidad emocional
Desaparece al comer             Persiste incluso después de comer
No genera culpa           Suele generar culpa o frustración

El poder de reconectar: estrategias psicológicas efectivas

Desde la psicología, sabemos que el objetivo no es controlar la comida, sino entender qué te está pidiendo tu cuerpo y tus emociones.
Aquí te comparto algunas estrategias validadas científicamente para gestionar el hambre emocional:

1. Practica la alimentación consciente (Mindful Eating)

Comer con atención plena permite reconectar con las señales del cuerpo, saborear sin juzgar y detectar cuándo comemos por necesidad física o emocional. Estudios de la Universidad de Harvard han mostrado que el mindful eating reduce la ingesta impulsiva y mejora la relación con la comida.

2. Identifica la emoción que hay detrás del impulso

Antes de comer, pregúntate:
“¿Qué siento en este momento?”
“¿Qué estoy necesitando realmente?”
Nombrar la emoción la vuelve manejable y permite buscar formas más saludables de alivio, como descansar, caminar, hablar o simplemente respirar.

3. Cultiva la autocompasión

Sentir culpa solo perpetúa el ciclo. La autocompasión —aceptar con amabilidad lo que ocurre— reduce la ansiedad y fortalece la capacidad de regular las emociones sin recurrir a la comida.

4. Crea rutinas de autocuidado

El descanso, la organización y los espacios de disfrute personal mejoran la autorregulación emocional. A veces, lo que parece hambre es falta de sueño, de calma o de conexión.

5. Psicoterapia: un espacio seguro para sanar desde la raíz

Trabajar en terapia permite descubrir los patrones emocionales y cognitivos que sostienen la relación disfuncional con la comida: heridas pasadas, autoexigencia, dificultad para poner límites, necesidad de afecto, etc.
Desde la psicología, se utilizan enfoques como:

  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): para identificar pensamientos automáticos y desarrollar estrategias concretas de cambio.

  • Terapia de aceptación y compromiso (ACT): para trabajar la autocompasión y la regulación emocional.

  • Psicología integrativa o enfoque de género: que aborda la experiencia emocional femenina en su contexto social y vital.

Comer menos no es la meta. Escucharte más, sí.

El aumento de peso derivado del hambre emocional no es un fallo de disciplina, sino una señal de desequilibrio emocional. Tu cuerpo no está en tu contra: te está pidiendo atención.

Cuando comienzas a escucharlo —sin juicios, sin dietas restrictivas—, ocurre algo poderoso: la comida deja de ser refugio y vuelve a ser alimento. Y en ese proceso, también te alimentas de calma, conciencia y autoconocimiento.

Da el primer paso hacia una relación más amable contigo

Si sientes que la comida se ha convertido en una forma de calmar tus emociones, no estás sola.
En terapia, podemos trabajar juntas para que la comida deje de ser una lucha y se convierta en un canal de bienestar y conexión contigo misma.

Agenda tu sesión psicológica y empieza a transformar la forma en que te relacionas con tus emociones, tu cuerpo y tu bienestar.
Porque sanar tu relación con la comida es, en realidad, sanar la relación contigo misma.



viernes, 10 de octubre de 2025

¿Amas con Miedo? Desmontando el Apego Ansioso para Construir Relaciones Seguras

Por Encarna Grau, Psicóloga General Sanitaria especializada en temas de mujer



¿Te has preguntado alguna vez si amas "demasiado"? Esa sensación de entregarte por completo, mientras una parte de ti vive en constante inseguridad. Donde cada silencio, cada distancia percibida, cada respuesta ambigua de tu pareja te desequilibra por completo. Si esta descripción resuena contigo, es muy probable que estés experimentando el apego ansioso en tus relaciones.

Y quiero que sepas algo fundamental: no estás rota, ni eres "rara". Estás amando desde una herida profunda que merece ser vista, comprendida y, sobre todo, sanada. Es un patrón aprendido, y como tal, puedes desaprenderlo.



¿Cómo se vive el apego ansioso en pareja? Tu montaña rusa emocional.

El apego ansioso se manifiesta como un viaje incesante en una montaña rusa de emociones. Quienes lo viven suelen reconocerse en estas experiencias:

En la dinámica de pareja, esto puede traducirse en conductas como:

  • Revisar el móvil o redes sociales buscando "pistas" que confirmen tus sospechas (a menudo infundadas).

  • Necesitar respuestas inmediatas a mensajes, demandas o ideas, generando presión.

  • Sentir una profunda inseguridad o amenaza si tu pareja necesita su propio espacio.

  • Hacer sacrificios excesivos o anularte para "mantener" la relación a toda costa.

No es que ames demasiado. Es que amas desde el miedo. Y mereces una forma de amar que te calme, no que te agite.

Las raíces de un amor ansioso: ¿De dónde viene esta forma de vincularte?

Esta manera de amar tiene sus raíces en un estilo de apego ansioso desarrollado en etapas tempranas de la vida (infancia o adolescencia). Durante esos años cruciales, el aprendizaje del amor y la seguridad se vivió como algo impredecible, condicionado o inestable.

Quizás porque:

  • Te sentiste emocionalmente desatendida; tus emociones y sentimientos no fueron validados o tenidos en cuenta consistentemente.

  • Aprendiste que el afecto había que ganárselo. Te amaron más por lo que hacías, tenías o podías dar, que por quién eras.

  • Experimentaste vínculos donde la presencia emocional del otro era inestable o sus reacciones eran inconsistentes e impredecibles.

Tu sistema emocional, en un intento de protección, se volvió hipervigilante. Aprendiste a "leer entre líneas", a anticiparte a posibles desaires y a luchar por "merecer" el amor. En lugar de aprender a amar de forma segura, aprendiste la supervivencia emocional.

¡Puedes aprender a amar desde la calma! Estrategias para regular la ansiedad afectiva.



La buena noticia es que los patrones de apego son aprendidos y, por lo tanto, pueden transformarse. No te voy a engañar: desinstalar un "software" emocional que lleva años funcionando en automático no es fácil. Es un camino de autodescubrimiento y crecimiento, y es completamente normal sentir la necesidad de apoyo y acompañamiento profesional.

El cambio empieza con un primer paso. Aquí te ofrezco algunas claves para empezar a transitar hacia un apego más seguro:

  1. Reconoce y Cuestiona tus Patrones de Pensamiento:

    • Autoobservación: Anota tus pensamientos más recurrentes cuando la ansiedad afectiva se dispara en tu relación. Ejemplos comunes: "Seguro está perdiendo el interés", "Si no responde al instante, es que ya no me quiere", "Tengo que hacer algo para que no se aleje".

    • Análisis Crítico: Para cada anotación, pregúntate:

      • "¿Tengo pruebas concretas y objetivas de que esto es un hecho, o es una interpretación basada en mis miedos?"

      • "¿Qué herida interna en mí está resonando con tanta fuerza? ¿Qué miedo profundo necesito consolar?"

    • La autoobservación consciente es tu mayor aliado para desactivar el piloto automático emocional.

  2. Practica la Comunicación Emocional Vulnerable:

    • Cuando sientas esa oleada de ansiedad, detente. Respira profundamente y date un momento (cuenta hasta 10, 20...). En lugar de reaccionar impulsivamente, elige expresar tus emociones desde la calma, sin miedo a mostrar tu vulnerabilidad. La vulnerabilidad es parte de la condición humana.

    • Ejemplo: "Me siento un poco insegura cuando no hablamos en todo el día. Sé que no es tu intención, pero me ayudaría saber que estás bien."

    • Hablar desde tu emoción, no desde la acusación, abre un espacio para la empatía y la conexión real.

  3. Cultiva tu Centro Emocional y tu Bienestar Individual:

    • Dedica tiempo de forma consciente a actividades que te arraiguen y te conecten contigo misma, fuera de la relación.

    • Ejemplos: Meditación o respiración consciente, actividades creativas, tiempo de calidad con amistades que te nutren.

    • Escritura terapéutica: Escribe regularmente tus pensamientos, sentimientos y experiencias. Esto potencia tu autoconocimiento emocional y te ayuda a procesar lo que sientes.

    • El objetivo de este trabajo no es dejar de amar, sino aprender a amar sin perderte a ti misma.

Amar no debería doler. ¡Mereces un amor que te construya!

Recuerda: el apego ansioso no te define. Es una forma de vincularte que aprendiste en un contexto emocional específico de tu desarrollo, y como todo aprendizaje, puede transformarse con el trabajo adecuado y la guía profesional.

Si sientes que ha llegado el momento de dar pasos firmes hacia una forma de amar que te dé calma y seguridad, y necesitas una mano experta para acompañarte en este proceso, estoy aquí para ayudarte.

No permitas que el miedo te impida vivir relaciones plenas y satisfactorias.

¡Es hora de empezar a construir tu apego seguro!

¿Quieres descubrir cómo?

Reserva una consulta conmigo hoy mismo y juntas iniciaremos este camino hacia el amor sin miedo. 

Encarna Grau. Psicóloga General Sanitaria 

Mail: egrau@cop.es 

Instagram: @egpavia 

X: @encarnagrau 

Facebook: Encarna Grau 


miércoles, 1 de octubre de 2025

Del sacrificio al autocuidado: los nuevos valores que guían a las mujeres adultas



Durante décadas, la vida de muchas mujeres estuvo marcada por un estilo de vida claro: ayudar, cuidar, servir, complacer.....el rol femenino ha estado marcado por mandatos sociales que premiaban la obediencia, la entrega silenciosa y la capacidad de sostener a otros antes que a sí mismas.

Aun a dia de hoy, se relaciona lo femenino con la ternura, unos cánones de belleza determinados, unos deberes respecto a la familia concretos, etc. mientras que a lo masculino se le relaciona con la fuerza, el éxito, el poder,...digamos que el que realmente "vale".

Aunque es cierto que hoy, afortunadamente, algo está cambiando. Las mujeres de esta generación están viviendo un proceso de redefinición de su identidadestán protagonizando una transformación profunda: están dejando atrás el modelo de sacrificio para abrazar el autocuidado como valor central de su bienestar: (auto)escucharse, (auto)cuidarse y (auto)reconocerse como las protagonistas de su propia vida.

Un contraste generacional

Las mujeres que crecieron en los años 60, 70 y 80 fueron educadas bajo la premisa de agradar, cumplir y no molestar. La obediencia era sinónimo de virtud, y el amor propio se confundía con egoísmo. Muchas de ellas llegaron a la adultez con una sensación de deuda permanente hacia su entorno: familia, pareja, hijos, trabajo.

Hoy, sus hijas —y muchas de ellas mismas— están cuestionando ese legado. El autocuidado ya no se percibe como un lujo, sino como una necesidad emocional, física y psicológica. 

Esta transición no es sencilla: implica desaprender creencias arraigadas y reconstruir una identidad más libre, más consciente y más compasiva consigo misma. Y lo estamos haciendo.

Estamos rompiendo la herencia con acciones como las siguientes:

Este cambio de valores no significa despreciar el pasado, sino reconocerlo y aprender de él

Entender que muchas de las cargas que llevamos vienen de generaciones anteriores, y que ahora tenemos la oportunidad de transformarlas.



El autocuidado como nuevo pilar

Autocuidarse no es solo hacerse una mascarilla, un día de spa o a practicar yoga (aunque también puede incluirlo)Se trata de algo más profundo

Es aprender a decir “no” sin sentir culpa, aprender a poner límites sanos, priorizar el descanso, pedir ayuda, reconocer el propio deseo y validar las emociones. 

Es dejar de vivir en función de la mirada ajena y empezar a habitar el propio cuerpo, la propia historia y el propio presente.

Este cambio de paradigma implica pasar de la invisibilidad a la presencia. De la complacencia a la autenticidad. De la exigencia a la ternura.

Incluye:

En definitiva, pasar de ser “obedientes” a ser mujeres conscientes y responsables de sí mismas.



Un camino que no siempre es fácil

Cambiar estos patrones puede despertar miedos o culpas. A veces nos descubrimos repitiendo los mismos esquemas de sumisión que aprendimos de niñas. Por eso, muchas mujeres buscan acompañamiento psicológico, para poder trabajar estas creencias y aprender nuevas formas de relacionarse consigo mismas y con los demás.

Testimonios que reflejan el cambio

En consulta, muchas mujeres adultas expresan frases como:

  • “Siento que estoy empezando a vivir ahora, después de los 50.”

  • “Toda la vida me dijeron que tenía que ser fuerte, pero ahora quiero ser cuidada.”

  • “Estoy aprendiendo a escucharme sin sentirme egoísta.”

Estas voces reflejan una revolución silenciosa pero poderosa. Mujeres que están reescribiendo su narrativa, muchas veces por primera vez, desde el permiso interno y no desde la obligación externa.

El rol de la psicología en esta transición

La psicología ofrece un espacio seguro para explorar estas tensiones generacionales, sanar heridas invisibles y construir nuevas formas de estar en el mundo. Acompañar a una mujer en su proceso de reconexión consigo misma es un acto profundamente transformador, tanto para ella como para su entorno.

Desde la terapia, trabajamos en:

  • Identificar los mandatos heredados que limitan el bienestar.

  • Reconstruir la autoestima desde la autenticidad.

  • Fomentar el autocuidado como práctica diaria y no como excepción.

  • Revalorizar el cuerpo, el deseo y la voz propia.

Un mensaje para ti

Si al leer estas líneas sientes que todavía te cuesta poner límites, cuidarte sin sentir culpa o priorizar tus necesidades, quiero recordarte algo: no estás sola. Muchas mujeres están recorriendo este mismo camino de transición hacia el autocuidado y la autonomía personal.

En mi consulta trabajo precisamente en este proceso: acompañar a mujeres que desean liberarse de mandatos antiguos y construir una vida más equilibrada, plena y coherente con sus valores actuales.

Da el siguiente paso hacia tu autocuidado

Si sientes que ha llegado el momento de priorizarte, poner límites sanos y cuidar tu bienestar emocional, estaré encantada de acompañarte en este proceso.

En consulta trabajaremos juntas para que puedas liberarte de viejos mandatos, aprender a escucharte y construir una vida más equilibrada y plena.

Este artículo no busca juzgar ni imponer modelos. Busca abrir preguntas: 

¿Qué valores guían tu vida hoy? 

¿Qué parte de ti necesita ser escuchada? 

¿Qué espacio te das para cuidarte sin culpa?

Si sientes que estás en un momento de transición, de búsqueda o de redefinición personal, la terapia puede ser un lugar para acompañarte en ese camino.

Puedes agendar tu cita de manera sencilla contactándome a través de egrau@cop.es 







Recuerda: el autocuidado no es egoísmo, es un acto de amor propio
Y nunca es tarde para empezar.


Monos voladores alrededor del muérdago. Sombras narcisistas que oscurecen las fiestas

Fiestas que se convierten en el escenario perfecto para una de las estrategias más dañinas del narcisismo Las fiestas navideñas y de Fin de...