¿Compra impulsiva o compra compulsiva?


 La sociedad del tercer milenio es consumista, no en vano es conocida como sociedad de consumo. Nos invade la publicidad en todos los medios de comunicación que nos recuerdan reiteradamente las mejores marcas, nos “premian” con promociones, en definitiva, nos inducen a gastar. En realidad pensamos que consumir es natural, aceptable, mejora la autoestima, estimula la actividad económica.


Además, es fácil encontrar ocasiones para hacer regalos, adquirir artículos para las propias necesidades, invertir en vivienda y transporte, etc. Pero desafortunadamente para algunas personas, la costumbre y el hábito de gastar se convierten en una necesidad patológica.
Compramos cosas innecesarias por diferentes motivos, algunas veces buscando la propia autoafirmación mediante la mejora de la imagen, la comodidad, el capricho personal o por una afición al coleccionismo. En otras ocasiones, compramos al dictado de lo que marque la moda o cedemos a la presión de la rivalidad para no ser menos que los otros. En este ambiente, una de las consecuencias esperables es que un porcentaje de la población desarrolle una adicción a la compra.

Según el Informe Europeo sobre Adicción al Consumo: una tercera parte de los ciudadanos de la U.E, los españoles entre ellos, tienen serios problemas de autocontrol a la hora de realizar sus compras. El 33 % de los españoles tiene un alto nivel de tendencia al consumo irreflexivo o innecesario. Entre un 1 y un 4 %  de ellos podría ser considerado como “consumidor patológico”, y necesitaría algún tipo de tratamiento o ayuda psicológica. Si bien, cuesta mucho que estas personas sean conscientes de que tienen un problema, de hecho, cuando acuden a tratamiento lo hacen impulsados por la familia.

Estos compradores compulsivos son capaces de dilapidar más de lo que tienen y poner en peligro su trabajo y familia para satisfacer su ansía de comprar sin parar. La excitación experimentada es comparable a otras situaciones como la del juego, la droga etc. Y el motivo de ello es que los procesos psicológicos que están a la base de estas conductas son los mismos que en los demás tipos de adicciones.

Un amplio número de problemas psicológicos, familiares o sociales  se relacionan con el consumo y el gasto. Estudios recientes indican que el número de casos patológicos está en ascenso.

Preocupa muy especialmente la falta de una adecuada respuesta educativa al respecto, que dirigida a niños y jóvenes, les informe y proteja como los consumidores que ahora son, y les prepare como los futuros consumidores adultos que serán mañana. Esto es grave, más si se tiene en cuenta que los jóvenes son los más vulnerables a la publicidad.


La edad de inicio del problema, se sitúa en los 18 años y se acentúa unos pocos años después, cuando entran a formar parte del mundo laboral. Pero es en las décadas entre los 30 y 40 años donde se sitúa un mayor número de adictos. En promedio, tardan una media de 12 años en tomar consciencia del problema. Por cada hombre adicto a la compra, son 4 las mujeres que presentan este problema.

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