Adolescentes como agentes activos en la prevención y respuesta al acoso
Sabemos que la adolescencia es una etapa vital de grandes cambios, de exploración de la identidad, de construcción de relaciones sociales complejas y, en ocasiones, de vulnerabilidad a ciertas problemáticas.
El enfoque se debe centrar en comprender el acoso y la violencia tal como se manifiesta en el mundo de los adolescentes: en sus interacciones en el entorno escolar, en el ámbito online a través de las redes sociales y el ciberacoso, en sus relaciones de amistad y de pareja, y en las dinámicas específicas de poder que pueden surgir en sus grupos, buscando empoderar a los jóvenes para prevenir, identificar y responder al acoso y la violencia de una manera efectiva y segura, dentro de su propio mundo y utilizando recursos y estrategias adaptadas a su edad y a sus experiencias.
Cuando invertimos en prevención y educación, estamos creando entornos seguros donde los adolescentes se sienten protegidos, valorados y respetados. Un entorno seguro es un espacio donde pueden florecer, concentrarse en sus estudios, desarrollar su potencial y construir relaciones significativas sin el temor constante al acoso o la violencia.
Además, la prevención no solo beneficia a las posibles víctimas, sino también a los posibles agresores. Al intervenir tempranamente y ofrecerles alternativas a la violencia, al ayudarles a desarrollar habilidades sociales y emocionales saludables, les estamos dando la oportunidad de construir un futuro diferente, sin repetir patrones dañinos.
En definitiva, la prevención no es un gasto, es una inversión en el bienestar de nuestros adolescentes, en la calidad de nuestros centros educativos y en la construcción de una sociedad más justa y pacífica. Es nuestra responsabilidad como adultos proporcionarles las herramientas y el entorno que necesitan para crecer seguros, respetuosos y capaces de construir relaciones positivas. ¿Están de acuerdo en que este es un esfuerzo en el que todos debemos involucrarnos activamente?
Es fundamental que seamos conscientes de que la necesidad de prevenir el acoso y la violencia entre adolescentes no es solo una cuestión ética o moral, sino que también está respaldada por un marco legal tanto a nivel de la Comunidad Valenciana como a nivel de España.
A nivel autonómico, la Comunidad Valenciana cuenta con normativas específicas orientadas a la protección de la infancia y la adolescencia, así como protocolos de actuación en los centros educativos ante situaciones de acoso. Por ejemplo, la Orden 62/2014, de 28 de julio, actualiza la normativa sobre los planes de convivencia y establece protocolos de actuación e intervención ante supuestos de violencia escolar. También existen resoluciones e instrucciones más recientes que detallan los modelos de actuación ante posibles casos de acoso y ciberacoso en los centros educativos sostenidos con fondos públicos. Estas normativas reconocen el derecho de los alumnos a un entorno seguro y libre de violencia, y obligan a los centros a implementar medidas de prevención, detección e intervención.
A nivel nacional, la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), modificada posteriormente por la LOMLOE, establece principios fundamentales como la promoción de la convivencia escolar, la prevención del acoso y la atención integral a las víctimas. Además, la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, refuerza la protección de los menores ante cualquier forma de violencia, incluyendo el acoso escolar, y establece la obligación de las administraciones públicas de desarrollar políticas de prevención, detección y atención.
Estas leyes y normativas no sólo reconocen la gravedad del problema, sino que también mandan a las administraciones educativas y a los centros escolares a tomar medidas concretas para prevenir y abordar el acoso y la violencia. Esto incluye la elaboración de planes de convivencia, la formación del profesorado, la sensibilización de la comunidad educativa y la implementación de protocolos claros de actuación ante casos detectados.
Por lo tanto, la prevención del acoso y la violencia no es solo una recomendación, sino una obligación legal que todos los agentes implicados en la educación y el bienestar de los adolescentes debemos asumir con responsabilidad y compromiso.
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