viernes, 26 de septiembre de 2025

El precio emocional de ser “la cuidadora” en tiempos de incertidumbre

En momentos de crisis —económica, social, sanitaria o emocional— hay un rol que suele activarse casi por instinto: el de “cuidadora”. 

Y aunque cuidar es un acto profundamente humano y valioso, cuando se convierte en una carga invisible, sostenida en el tiempo y no compartida, suele tener un alto precio emocional. 

Este artículo es una invitación a reconocerlo, comprenderlo y transformarlo.



¿Quién es “la cuidadora”?

Es esa mujer que, en medio del caos, sostiene. Sostiene la casa, la familia, los vínculos, las emociones ajenas........ Es madre, pareja, hija, amiga, profesional. 

Es quien detecta el malestar en el otro antes de que se lo cuenten, quien organiza, consuela, prevé. Y muchas veces, lo hace sin que nadie se lo pida, seguramente porque ha aprendido que su valor como mujer está en "cuidar".

Pero ¿quién la cuida a ella?


Cuidar en tiempos inciertos: una sobrecarga silenciosa

La incertidumbre actual —inflación, precariedad laboral, crisis climática, polarización social— puede generar ansiedad colectiva. Y en ese contexto, las personas cuidadoras son las que suelen absorber el malestar del entorno como si fuera propio. 

Lo vemos en mujeres que:

  • Se sienten culpables por no llegar a todo.

  • Postergan sus necesidades para priorizar las de otros.

  • Viven con una constante sensación de alerta.

  • Experimentan agotamiento emocional, insomnio o síntomas físicos sin causa médica clara.

Este desgaste tiene nombre: carga mental, fatiga por compasión, burnout emocional. Y no es debilidad. 

Es el resultado de sostener demasiado, durante demasiado tiempo, sin espacios de reparación.

El impacto psicológico: cuando el cuidado se vuelve autoabandono

Desde la psicología sabemos que cuidar sin poner límites puede derivar en:

  • Despersonalización: sentir que una ya no sabe quién es fuera del rol de cuidadora.

  • Ansiedad anticipatoria: vivir en modo “¿y si…?” constante.

  • Autoexigencia extrema: creer que descansar es ser egoísta.

  • Desconexión emocional: bloquear el sentir propio para poder seguir funcionando.

Y lo más preocupante: muchas mujeres normalizan este estado. Lo ven como parte de “ser buena madre”, “ser fuerte”, “ser responsable”. Pero cuidar no debería significar desaparecer.

Reescribir el rol: del sacrificio al autocuidado consciente

No se trata de dejar de cuidar. Se trata de aprender a cuidar, pero desde otro lugar. Aquí algunas claves para empezar:

  • Reconocer el desgaste: ponerle nombre al malestar es el primer paso para transformarlo.

  • Pedir ayuda sin sentir culpa: delegar no es fallar, es permitir que otros también se responsabilicen.

  • Crear espacios propios: aunque sean 15 minutos al día, son vitales para reconectar contigo.

  • Revisar creencias heredadas: ¿de dónde viene esa idea de que tu valor está en dar sin medida?

  • Practicar el autocuidado: en un mundo que espera que las mujeres sostengan todo, cuidarse es resistir.



Cuidarte también es cuidar

En estos tiempos difíciles, necesitamos mujeres que se cuiden para poder cuidar adecuadamente. Que se reconozcan como sujetos de derecho, y no sólo como proveedoras de bienestar ajeno. Que se permitan ser vulnerables, imperfectas, humanas.

Si este artículo ha resonado contigo, si te has visto reflejada en alguna de estas palabras, quizás ha llegado el momento de priorizarse. 

En mi consulta —presencial u online — acompaño a mujeres que como tú, quieren aprender a reconectar con su bienestar, redefinir sus límites y recuperar su energía emocional.

No tienes que hacerlo sola. Mereces un espacio seguro para ti.

Puedes solicitar tu primera sesión en el mail  egrau@cop.es para que exploremos juntas cómo cambiar el punto de mira.

Tu salud emocional importa. 

Y empieza con darte permiso.



martes, 23 de septiembre de 2025

Apego seguro: el arte de amar sin miedo



Amar sin miedo no significa amar sin límites, ni sin conflictos. Significa amar desde un lugar de confianza, respeto y conexión emocional auténtica. 

En el mundo de la psicología, eso tiene nombre: apego seguro. Y aunque no todas crecimos con ese estilo de apego, la buena noticia es que sí se puede cultivar. Como todo arte, requiere práctica, conciencia y un poquito de valentía.

¿Qué es el apego seguro?

El apego seguro es un estilo de vinculación emocional que se forma en la infancia, pero que se manifiesta (y se transforma) en nuestras relaciones adultas. 

Las personas con apego seguro suelen:

  • Sentirse cómoda con la intimidad y la autonomía.
  • Confiar en sus parejas sin perderse en ellas.
  • Comunicar sus necesidades emocionales sin miedo al rechazo.
  • Regular sus emociones sin caer en extremos.

No es perfección emocional, es madurez afectiva. Es saber que puedes contar con el otro, y que el otro puede contar contigo, sin que eso implique perder tu esencia.




¿Cómo se manifiesta en la pareja?

En una relación de pareja, el apego seguro se nota en los pequeños grandes gestos:

  • Comunicación abierta: se habla de lo que se siente, no solo de lo que se piensa.
  • Confianza mutua: no hay juegos mentales ni pruebas de amor.
  • Gestión sana de los conflictos: se discute sin destruir.
  • Apoyo emocional: se valida al otro sin intentar “arreglarlo”.

Una pareja con apego seguro no es una pareja sin problemas, sino una pareja que sabe cómo enfrentarlos sin que el vínculo se tambalee.

¿Y si no crecí con apego seguro?

Respira. No estás sola. Muchas mujeres han aprendido a amar desde el miedo, la dependencia o la evitación. Pero el apego no es una condena, es una herida que puede sanar. Aquí te dejo algunos ejercicios para empezar a cultivar un apego más seguro:

Ejercicio de autoobservación: “Mi mapa emocional”

  1. Toma papel y lápiz.
  2. Escribe tres momentos recientes en los que te sentiste insegura en tu relación.
  3. Para cada uno, responde:
    • ¿Qué sentí exactamente?
    • ¿Qué pensé sobre mí y sobre mi pareja?
    • ¿Cómo reaccioné?
    • ¿Qué necesitaba realmente?

Este ejercicio te ayuda a diferenciar emoción, pensamiento, reacción y necesidad, algo clave para construir vínculos más conscientes.

Ejercicio de comunicación emocional: “Hablar desde el corazón”

La próxima vez que sientas incomodidad con tu pareja, intenta esta fórmula:

“Cuando tú [acción], yo me siento [emoción], porque necesito [necesidad]. ¿Podemos hablar de esto?”

Ejemplo:

“Cuando no respondes mis mensajes por horas, me siento insegura, porque necesito sentirme conectada contigo. ¿Podemos hablar de esto?”

Este tipo de comunicación evita culpas y abre espacio para la empatía.

Amar sin miedo es posible

Cultivar un apego seguro no es un destino, es un camino. Requiere desaprender patrones, validar nuestras emociones y elegir relaciones que nos nutran. Y sobre todo, requiere amarnos a nosotras mismas con la misma ternura que deseamos recibir.

Porque el arte de amar sin miedo empieza por el arte de sernos fieles emocionalmente.

viernes, 19 de septiembre de 2025

Mujeres de hoy: entre la autoexigencia, la libertad y el ruido del mundo

 



Tenemos más derechos que nunca, más acceso a la educación, más voz en espacios antes vetados. Pero también tenemos más presión, más exposición, más ruido. 

En medio de todo eso, muchas mujeres se preguntan: ¿Cómo sostenerme emocionalmente en este mundo que no para de exigir?

La mujer contemporánea: ¿libre, pero agotada?

Ser mujer en el siglo XXI es vivir en una constante danza entre el empoderamiento y el agotamiento. Hemos conquistado espacios, derribado estereotipos, aprendido a decir “no” y también a decir “sí” con fuerza. Pero en medio de esa revolución silenciosa, muchas mujeres se sienten emocionalmente desbordadas, solas en su exigencia interna, y confundidas por un mundo que no deja de moverse.

Este artículo es una invitación a parar, respirar y mirar hacia adentro. Porque entender lo que nos pasa no solo nos libera: nos transforma.

La paradoja de la mujer contemporánea



Hoy podemos ser lo que queramos: madres, emprendedoras, viajeras, solteras por elección, activistas, artistas, científicas. Pero esa libertad viene acompañada de una nueva forma de presión: la autoexigencia emocional.

  • “Tengo que estar bien, pero también ser productiva.”

  • “Tengo que sanar mis heridas, pero sin molestar a nadie.”

  • “Tengo que ser fuerte, pero también sensible.”

  • “Tengo que saber poner límites, pero sin parecer fría.”

La mujer de hoy no solo lucha por sus derechos. Lucha por sostenerse emocionalmente en un mundo que le exige estar despierta, disponible y resiliente… todo el tiempo.



Temas de actualidad que nos atraviesan emocionalmente

1. La salud mental como bandera (y como presión)

Hablar de ansiedad, trauma, límites y autocuidado ya no es tabú. Pero también se ha convertido en una nueva exigencia: “tienes que estar bien”. Muchas mujeres sienten culpa por no lograr esa paz interior que se vende en redes sociales como si fuera una rutina más. 

La salud mental no es una meta estética. Es un proceso íntimo, imperfecto y profundamente humano.

2. La sobreinformación y el ruido digital

Vivimos hiperconectadas. Noticias, alertas, mensajes, reels, debates. Todo el tiempo. Y aunque estar informadas es poder, también puede ser una fuente de ansiedad, parálisis y desconexión interna. 

No todo lo que pasa en el mundo tiene que pasar por tu cuerpo. Filtrar es también cuidar.

3. El feminismo cotidiano

Ya no se trata solo de grandes marchas. El feminismo se vive en lo micro: en cómo te hablas, en cómo negocias tus límites, en cómo eliges tus relaciones. 

Empoderarte no es gritar más fuerte. Es escucharte más profundo.

Claves para sostenerse emocionalmente en este contexto

Aquí te comparto algunas herramientas prácticas para cultivar tu bienestar emocional sin caer en la trampa de la perfección:

1. Revisa tus creencias internas

Haz una lista de frases que te repites a diario. ¿Son tuyas o heredadas?

  • “Tengo que poder con todo.”

  • “Si no soy útil, no valgo.”

  • “No puedo mostrar debilidad.”

Ahora reformúlalas con compasión:

  • “Puedo elegir con qué quiero poder.”

  • “Mi valor no depende de lo que produzco.”

  • “Ser vulnerable también es ser fuerte.”

La forma en que te hablas define la forma en que te sostienes.

2. Practica la autoempatía

No solo te exijas. Escúchate. Valida lo que sientes sin juzgarte.

Ejercicio: Cada noche, escribe tres emociones que hayas sentido durante el día. No las expliques. Solo reconócelas. “Hoy sentí frustración, ternura y miedo.”  “Y está bien.”

La autoempatía es el primer paso para dejar de pelear contigo misma.

3. Haz pausas digitales conscientes

Dedica al menos 30 minutos al día sin pantallas. Respira. Camina. Escribe. No para ser más productiva. Sino para volver a ti.

Ejercicio: Haz una “dieta emocional” de redes:

  • Silencia cuentas que te generan comparación.

  • Sigue perfiles que te nutren emocionalmente.

  • Revisa tu consumo como revisarías tu alimentación.

Tu mente necesita silencio para procesar. Tu alma necesita espacio para sentirse.

4. Rodéate de vínculos nutritivos

No necesitas muchas personas. Solo algunas que te vean de verdad. Busca relaciones donde puedas ser tú sin filtros. Donde no tengas que explicar tu intensidad, tu sensibilidad o tu necesidad de espacio.

Ejercicio: Haz una lista de personas con las que te sientes emocionalmente segura. Pregúntate: ¿Con quién puedo llorar sin sentirme juzgada? , ¿Con quién puedo celebrar sin sentirme culpable?

La sororidad no es solo una palabra bonita. Es medicina emocional.

Ser mujer hoy es un acto de valentía

No por lo que logras, sino por lo que sostienes. 

Por cómo te reconstruyes cada vez que el mundo te sacude. 

Por cómo eliges tu voz entre tantas voces. 

Por cómo te permites ser tú, sin pedir permiso.



Porque en medio del ruido, la exigencia y la velocidad, hay algo que sigue siendo revolucionario: una mujer que se escucha, se cuida y se elige a sí misma.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Tipos de apego y su impacto en las relaciones de pareja: claves para una conexión saludable



Vamos a dar inicio con este primer artículo,  a una nueva serie de entradas pensadas especialmente para mis lectoras: mujeres que han vivido, amado, aprendido… y que ahora buscan relaciones más conscientes y emocionalmente nutritivas. Vamos a hablar del apego y las relaciones sentimentales.

Hoy veremos algunos aspectos generales, que nos servirán para situarnos y conocer conceptos necesarios para mejorar nuestra comprensión sobre el tema, y en los próximos artículos podremos profundizar y tratar de forma más concreta las relaciones que tiene el apego para nuestra vida personal y sentimental.

A lo largo de nuestra vida, desarrollamos patrones emocionales que influyen profundamente en cómo nos vinculamos con los demás. Estos patrones, conocidos como estilos de apego, se forman en la infancia y se reflejan con fuerza en nuestras relaciones adultas, especialmente en las de pareja.

Para muchas mujeres, comprender su estilo de apego puede ser una herramienta transformadora para construir vínculos más sanos y satisfactorios.

¿Qué es el apego y por qué importa?

El apego es el vínculo emocional que establecemos con figuras significativas, comenzando por nuestros cuidadores primarios (padres, abuelos, primeros cuidadores). Este vínculo moldea nuestras expectativas sobre el amor, la intimidad y la seguridad emocional.

En la adultez, se manifiesta en cómo nos relacionamos con nuestras parejas: cómo gestionamos la cercanía, el conflicto, la autonomía y el compromiso.

Tipos de apego en adultos

Tipo

Características principales

Impacto en la pareja

Seguro

Confianza, autonomía, apertura emocional

Relaciones estables, comunicación efectiva

Ansioso

Miedo al abandono, necesidad de constante validación

Celos, dependencia emocional, dificultad para poner límites

Evitativo

Dificultad para expresar emociones, necesidad de independencia extrema

Distancia emocional, evasión del compromiso

Desorganizado

Combinación de ansiedad y evitación, historial de trauma

Relaciones caóticas, patrones de sabotaje emocional

Apego y las etapas de la relación

Las relaciones atraviesan distintas fases: enamoramiento, consolidación, crisis, madurez. El estilo de apego influye en cada una:

  • Enamoramiento: Las personas con apego ansioso pueden idealizar rápidamente, mientras que las evitativas tienden a mantener distancia.
  • Consolidación: El apego seguro facilita la construcción de confianza y acuerdos mutuos.
  • Crisis: Los estilos inseguros suelen intensificar los conflictos o evitarlos, dificultando la resolución.
  • Madurez: Aquí se ve la capacidad de crecer juntos, respetando la individualidad y fomentando la intimidad emocional.

Banderas rojas: señales que no debes ignorar

Reconocer patrones dañinos es clave para proteger tu bienestar emocional. Algunas señales de alerta incluyen:

  • Necesidad constante de controlar o ser controlada.
  • Falta de respeto por tus límites personales.
  • Manipulación emocional disfrazada de amor.
  • Celos excesivos o aislamiento social.
  • Comunicación pasivo-agresiva o evasiva.

Cómo establecer límites sanos

  • Conócete: Identifica tu estilo de apego y tus necesidades emocionales.
  • Comunica con claridad: Expresa lo que te incomoda sin culpa ni agresividad.
  • Valida tus emociones: No minimices lo que sientes por miedo a perder a alguien.
  • Respeta tu intuición: Si algo no se siente bien, probablemente no lo sea.
  • No negocies lo innegociable: Respeto, honestidad y seguridad emocional no son opcionales.

Recomendaciones para cultivar una relación saludable

  • Practica la autoobservación: ¿Reaccionas desde el miedo o desde la confianza?
  • Fomenta la comunicación abierta: Habla de tus emociones sin temor al juicio.
  • Busca equilibrio entre autonomía y conexión: Ni fusión ni aislamiento.
  • Elige desde la madurez emocional, no desde la carencia.
  • Considera la terapia individual o de pareja como una herramienta de crecimiento.

Una relación sana no se construye desde la perfección, sino desde la conciencia. Entender tu estilo de apego es el primer paso para romper patrones que ya no te sirven y abrirte a vínculos que sí te nutren. Porque amar bien también se aprende… y nunca es tarde para hacerlo.


¿Te interesa que tratemos algún tema en particular? Deja tu comentario, te leo.


domingo, 14 de septiembre de 2025

Ansiedad en tiempos de incertidumbre. Los acontecimientos globales impactan en la salud emocional de las mujeres



Un Análisis del Impacto de los Acontecimientos Globales en la Salud Emocional Femenina

Vivimos en una época marcada por cambios constantes y, en muchas ocasiones, imprevisibles. Los acontecimientos globales, desde crisis sanitarias y conflictos bélicos hasta la inestabilidad económica y el cambio climático, están generando una ola de ansiedad e incertidumbre que afecta de manera desproporcionada a nuestra salud emocional y generar un estado de alerta continua. 

La conexión ininterrumpida a través de los medios de comunicación y las redes sociales nos sumerge en un ciclo de noticias de 24 horas que, a menudo, está saturado de imágenes y relatos angustiantes. 

Aunque se trate de sucesos que ocurren a miles de kilómetros, la mente y el cuerpo los perciben como una amenaza cercana. La constante exposición, sumada a las presiones sociales y económicas preexistentes, crea un terreno fértil para el desarrollo de trastornos de ansiedad y otras afecciones de la salud mental.  

Si bien esta reacción afecta a toda la población, diversos factores sociales, culturales y económicos intensifican su impacto en las mujeres.

¿Por qué afecta más a las mujeres?

Existe toda una serie de factores estructurales, sociales y ligados a roles de género tradicionales, que contribuyen a que las mujeres experimentemos una mayor sensación de vulnerabilidad ante el grado de ansiedad que se genera en estos  tiempos de alta incertidumbre global:

  • La carga del cuidado: Socialmente, las mujeres continúan siendo las principales cuidadoras, tanto en el ámbito familiar como profesional. Durante las crisis globales, esta responsabilidad se multiplica, añadiendo la preocupación por la salud y el bienestar de los hijos, las parejas y los padres mayores a sus propias inquietudes. Esta "carga mental" constante es un factor de estrés significativo.

  • Inseguridad Económica: Las mujeres tienen más probabilidades de ocupar empleos a tiempo parcial, con salarios más bajos y menor seguridad laboral. En tiempos de inestabilidad económica global, son a menudo las primeras en perder sus empleos, lo que agrava la ansiedad financiera y la incertidumbre sobre el futuro.

  • Mayor Exposición a la Violencia: Las crisis humanitarias y los periodos de confinamiento han demostrado un aumento alarmante de la violencia de género. El miedo a la violencia, sumado a la experiencia directa de la misma, es un factor devastador para la salud mental de las mujeres.

  • Respuesta Empática y Conexión Social: Las mujeres, a menudo son socializadas para ser más empáticas y estar más conectadas con sus comunidades, pueden experimentar el sufrimiento ajeno de manera más intensa, un fenómeno conocido como "trauma vicario". Esta profunda conexión emocional con el dolor del mundo puede ser abrumadora.

Respuestas Psicológicas y Emocionales Comunes

Desde un punto de vista científico, la exposición constante a información sobre conflictos y crisis activa nuestro sistema de estrés. El cerebro no distingue entre lo que ves y lo que te sucede, e interpreta esas noticias como riesgos posibles y por lo tanto peligrosos para tu integridad, lo que desencadena la respuesta adecuada para protegerte, inicia la liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina.

Cuando este útil mecanismo  de defensa, diseñado para dar una respuesta inmediata ante una amenaza vital y desparecer cuando esta amenaza ya no está presente, no deja de trabajar y se mantiene activo de forma prolongada en el tiempo, aparecen síntomas como:

  • Dificultades para dormir: la mente permanece mucho tiempo en modo de hipervigilancia, dificultando el descanso profundo.

  • Ansiedad Generalizada: Preocupación constante y excesiva por diversos temas, a menudo acompañada de síntomas físicos como tensión muscular, fatiga y problemas de sueño. Sensación de que “algo malo puede ocurrir” aun cuando no esté pasando directamente y no se tenga evidencia de que el suceso temido vaya a producirse en algún momento.

  • Ataques de Pánico: Episodios repentinos de miedo intenso que pueden incluir palpitaciones, dificultad para respirar y una sensación de muerte inminente.

  • Sensación de Agotamiento Emocional: El estrés crónico puede llevar al agotamiento, la desmotivación y una sensación de estar emocionalmente drenada. La sobrecarga continuada de estímulos negativos, violentos o agresivos,  genera cansancio mental y físico.

  • Hipervigilancia: Un estado de alerta elevado y constante, buscando posibles amenazas en el entorno.

  • Dificultad para Concentrarse: La ansiedad puede dificultar la concentración en las tareas diarias y la toma de decisiones.



Consejos prácticos para cuidar tu bienestar en este contexto

Aunque no podamos controlar los acontecimientos globales, sí podemos proteger nuestra salud mental frente a ellos. Te comparto algunas estrategias efectivas que  puedes adoptar para gestionar la ansiedad y fortalecer tu bienestar emocional en estos tiempos de incertidumbre:

  • Regular la exposición a noticias: Es fundamental establecer límites saludables en la exposición a noticias. Esto puede implicar designar momentos específicos del día para informarse, evitar las noticias antes de dormir y ser selectiva con las fuentes de información. La sobreinformación aumenta la sensación de amenaza.

  • Mindfulness y Autocompasión: La práctica de la atención plena puede ayudar a anclar la mente en el presente y reducir la rumiación sobre futuros inciertos. La autocompasión, tratándose a una misma con la amabilidad que se ofrecería a una amiga, es crucial para contrarrestar la autocrítica y la ansiedad.

  • Técnicas de Terapia Narrativa: Estas técnicas ayudan a las mujeres a reinterpretar sus experiencias y a construir narrativas personales que enfaticen su resiliencia y fortaleza, en lugar de centrarse en el miedo y la impotencia.

  • Activación Conductual: En lugar de dejarse paralizar por la ansiedad, la activación conductual anima a participar en actividades que son placenteras y que proporcionan un sentido de logro, por pequeñas que sean.

  • Enfocarse en lo Controlable: Diferenciar entre lo que se puede y no se puede controlar es un paso fundamental. Centrar la energía en acciones concretas y significativas, por modestas que parezcan, puede restaurar un sentido de agencia.

  • Higiene del sueño: Establece rutinas relajantes antes de acostarte: lectura ligera, respiración profunda o música tranquila. Mantener horarios regulares mejora la calidad del descanso.

  • Movimiento corporal: El ejercicio moderado libera endorfinas y reduce los niveles de cortisol. No es necesario un entrenamiento intenso: caminar 20 minutos ya marca la diferencia.

  • Espacios de autocuidado sin culpa: Reserva momentos para ti, aunque sean breves: un café en silencio, una conversación con una amiga, un paseo sola. Esto fortalece la resiliencia emocional.

  • Buscar apoyo profesional: La ansiedad mantenida en el tiempo no es algo que debamos normalizar. Un proceso terapéutico puede ofrecerte herramientas específicas para gestionar los síntomas y recuperar tu bienestar.

La Fuerza de la Comunidad y el Apoyo Colectivo

  • Construir y Mantener Conexiones Sociales: Compartir sentimientos y preocupaciones con amigas, familiares o grupos de apoyo puede reducir el aislamiento y normalizar la experiencia de la ansiedad.

  • Cuidado Colectivo: Participar en actividades comunitarias y de apoyo mutuo no solo beneficia a otros, sino que también fomenta un sentido de propósito y conexión que puede ser un poderoso antídoto contra la desesperanza.

  • Empoderamiento a Través de la Acción: Involucrarse en acciones colectivas, ya sea a través del voluntariado, el activismo o la participación cívica, puede transformar la ansiedad en un motor de cambio positivo y restaurar el sentido de control.

En definitiva, si bien los acontecimientos globales presentan un desafío significativo para la salud emocional de las mujeres, la combinación de estrategias de autocuidado, el fortalecimiento de las redes de apoyo comunitario y el empoderamiento a través de la acción pueden construir una sólida defensa contra la ansiedad y fomentar la resiliencia en un mundo incierto. 

Es crucial que tanto a nivel individual como social se reconozcan y aborden estas vulnerabilidades específicas para promover una sociedad más equitativa y emocionalmente saludable para todas.

Un acompañamiento para ti

Como psicóloga especializada, acompaño a mujeres que sienten el peso de la incertidumbre y el agotamiento emocional. Mi objetivo es ofrecerte un espacio seguro donde puedas comprender lo que te ocurre, recuperar tu energía y aprender estrategias adaptadas a tu vida.

Si te identificas con lo que has leído y quieres dar el paso hacia un mayor equilibrio emocional, te invito a agendar una cita conmigoJuntas podemos trabajar para que la ansiedad deje de ser un obstáculo y empiece a convertirse en un área de crecimiento personal.

Próximamente se abrirá la agenda de otoño para citas online y presenciales. 

No te quedes sin tu espacio!

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