NUESTRA MENTE COMO HERRAMIENTA CONTRA EL ESTRÉS
Por estrés nos referimos a una tensión corporal o mental resultante de la presencia de uno o varios factores que tienden a alterar el equilibrio existente de las personas. El estrés no es ni un estímulo ambiental, ni una característica de la persona, ni una respuesta; sino, una relación entre las exigencias que plantea el ambiente (situación, suceso, problema) y la capacidad personal autopercibida para enfrentarse a esas exigencias sin costes irrazonables o destructivos.
Hablamos de estrés físico para referirnos a aquellos acontecimientos que directamente representan una amenaza física para el bienestar de una persona. En estos momentos, el mayor estresor físico que todos confrontamos es el COVID 19, así como las alteraciones de todo nivel que están asociadas a su aparición como por ejemplo, la situación de confinamiento, un ingreso en el hospital propio o de un familiar, la pérdida de personas significativas...etc. Todos estos acontecimientos son muy traumáticos y podemos catalogarlos como altamente estresantes.
También son estresores físicos el calor o el frío extremos, una mudanza, cuidar a una persona enferma terminal o con alta dependencia, entre otras situaciones.
Los estresores psicológicos, en cambio, son aquellos pensamientos, emociones, interpretaciones,.....que desafían nuestro bienestar y que nos producen desagrado, desasosiego, malestar psicológico, somatizaciones, etc y están mediados por la forma como percibimos aquello que nos está ocurriendo. Cómo interpretamos los hechos que nos suceden, incluso aquellos que imaginamos.
Son ejemplos de estresores psicológicos una decepción profunda, el temor ante un diagnóstico desfavorable, sentirse impotente ante la imposibilidad de resolución de una situación grave, etc.
A la reacción compensatoria que se produce en nuestro cuerpo como consecuencia de la alteración que produce al enfrentarnos a un estresor, le damos el nombre de "Respuesta de estrés", y sería toda aquella conducta, pensamiento o acción encaminada a paliar el importante malestar que sentimos y a recobrar los niveles de bienestar anteriores al suceso estresante.
Cognición y emoción están estrechamente unidas y van a mediar de forma directa en la forma en que una persona se relacione con su entorno. Las personas perciben y valoran las situaciones, al igual que lo hacen con los estados emocionales desencadenados durante las situaciones en las que se relacionan con su entorno.
La interpretación de las situaciones y las emociones, así como su valoración cómo amenazante o no, siempre van a partir de una experiencia anterior y las consecuencias sufridas de esas experiencias similares vividas, bien sea en primera persona u observada en los demás. Una evidencia de ello, son las diferencias individuales que presentan las personas al valorar una misma situación como estresante o por el contrario un motivador reto.
Incluso, una misma persona puede interpretar un acontecimiento como estresante en una ocasión, pero no en otra. Esto puede deberse a los cambios sufridos en las condiciones físicas o en los estados psicológicos, o bien variaciones en los estados emocionales, en su motivación, etc Numerosos factores pueden ser causantes de los cambios que en una persona se produzcan, sea por el motivo que sea. De hecho, todos cambiamos continuamente.
La variabilidad individual es un factor determinante. Ni siquiera los acontecimientos más dramáticos producen iguales respuestas en individuos diferentes, aunque sí podemos reconocer que algunos de estos acontecimientos realmente dramáticos constituyen auténticos estresores universales.
Un claro ejemplo sería la situación de pandemia global en la que nos encontramos inmersos. Aunque, podemos decir, sin esperar motivar por ello demasiado desacuerdo, que las diferencias individuales median de forma intensa la forma de afrontar este estresante momento, ciertamente todos calificaremos esta situación como complicada, aversiva, que despierta nuestro temor a la enfermedad propia y de los seres que amamos, ..... y hay un serio deseo de escapar, a salir de ella.
En las próxima entrada hablaremos sobre los peligros de buscar vías de escape inadecuadas sus posibles efectos
Comentarios
Publicar un comentario